MIRAMAR MISIONES 0
GENERACIÓN 2002 " LOS TIGRES "
sábado, 30 de mayo de 2009
RECIBIMOS Y PUBLICAMOS
Entre Pinocho y el buen fútbol
Los grillos tienen una simbología propia en el imaginario general; representan algo así como una llamada, una suerte de toque de atención o advertencia, con su curiosa e inconfundible campana natural. Por ello, fue sin duda un acierto del escritor italiano Carlo Collodi el dar forma de grillo a la conciencia de Pinocho, el muñeco que cobra vida y necesita que alguien le guíe sobre lo que está bien o está mal.
El mundo de los insectos suele ser desagradable, pero ese sentimiento no se aplica a los grillos, que son mirados con simpatía. Recuerdo que cuando el futbolista madrileño Emilio Butragueño se encontraba en la cresta de la ola, Jorge Valdano señaló que, más allá de sus virtudes técnicas, la limpieza de su juego, su tendencia a mantener el perfil bajo y sus declaraciones siempre medidas y sensatas, eran factores que ennoblecían el deporte, así como los grillos ennoblecen la especie de la que forman parte.
Viendo jugar a Gustavo Biscayzacú ?pequeño, movedizo, pulquérrimo en su delicado contacto con la pelota y con los adversarios?, uno no puede sino evocar el juicio del ex futbolista argentino.
A Biscayzacú le apodaron ?el Grillito? hace ya muchos años, y sin duda con acierto; de alguna forma, señala lo que el deporte del fútbol debe ser, algo diáfano y armonioso, basado en la habilidad y situado en las antípodas del codazo o la patada artera. Viendo evolucionar por la gramilla a este muchacho, cuya ya inocultable calvicie no logra borrar su aspecto de eterno adolescente, es inevitable pensar que cada uno de sus movimientos entraña una advertencia, un llamado a recordar el objetivo esencialmente lúdico de la actividad deportiva.
Lo que el Grillito ?aunque ahora el diminutivo haya quedado algo antiguo? muestra en el campo de juego lo traslada a sus expresiones públicas, en las que llama la atención su lenguaje cuidado y culto, una modestia que no parece artificiosa y la sensación, que sabe transmitir con elocuencia, de que la profesión que ha elegido le causa un gran placer y ha sido concebida para irradiar felicidad. Le costó bastante construir su carrera; hizo goles en abundancia desde que jugaba en el colegio, pero padeció el prejuicio que algunos supuestos entendidos alientan contra los futbolistas de escasa envergadura física. Por ello fue excluido del equipo juvenil que jugó el mundial de Malasia, trago amargo que él recuerda sólo cuando la pregunta de un periodista lo obliga a ello.
Sin pasar por ninguno de los equipos ?grandes?, calladamente, el muchacho se fue al exterior y se destacó a base de una permanente efectividad goleadora; semana a semana, los programas deportivos que incluyen una relación de los goles marcados por los uruguayos en el extranjero mencionaban su nombre y mostraban imágenes de sus conquistas, culminadas siempre en una sonrisa luminosa y en una actitud circunspecta situada a mil leguas de las guarangadas exhibicionistas a las que son afectos algunos de sus colegas. Se cansó de sacudir redes en Chile, en México y en todos los equipos en los que jugó, pese a lo cual nunca fue convocado para las selecciones nacionales.
Por fin, y como justa compensación, juega hoy en el equipo del cual fue partidario desde niño, y se ha ganado en tiempo récord el corazón de la hinchada, o al menos de aquella parte de la misma que aún concibe el fútbol como un bello espectáculo, y nada más. Esta semana acaba de inscribir su nombre en la historia al ser el sexto jugador de Nacional que le convierte tres goles al rival de todas las horas: Héctor ?Manco? Castro, Atilio García (que llegó a hacer cuatro, el 8 de diciembre de 1940), Rinaldo Martino, Héctor ?Ciengramos? Rodríguez, Luis Artime y, ahora, Gustavo Biscayzacú. No cabe sino alegrarse de semejante éxito, largamente merecido, que debería ser celebrado por todos, al margen de las preferencias deportivas.
El pequeño ?forward? tricolor se asemeja, hoy más que nunca, al grillo de Pinocho: la voz de la conciencia respecto de lo que el deporte debe ser, y que tanto anormal hace ya tiempo que perdió de vista.
Lincoln Maiztegui Casas
Los grillos tienen una simbología propia en el imaginario general; representan algo así como una llamada, una suerte de toque de atención o advertencia, con su curiosa e inconfundible campana natural. Por ello, fue sin duda un acierto del escritor italiano Carlo Collodi el dar forma de grillo a la conciencia de Pinocho, el muñeco que cobra vida y necesita que alguien le guíe sobre lo que está bien o está mal.
El mundo de los insectos suele ser desagradable, pero ese sentimiento no se aplica a los grillos, que son mirados con simpatía. Recuerdo que cuando el futbolista madrileño Emilio Butragueño se encontraba en la cresta de la ola, Jorge Valdano señaló que, más allá de sus virtudes técnicas, la limpieza de su juego, su tendencia a mantener el perfil bajo y sus declaraciones siempre medidas y sensatas, eran factores que ennoblecían el deporte, así como los grillos ennoblecen la especie de la que forman parte.
Viendo jugar a Gustavo Biscayzacú ?pequeño, movedizo, pulquérrimo en su delicado contacto con la pelota y con los adversarios?, uno no puede sino evocar el juicio del ex futbolista argentino.
A Biscayzacú le apodaron ?el Grillito? hace ya muchos años, y sin duda con acierto; de alguna forma, señala lo que el deporte del fútbol debe ser, algo diáfano y armonioso, basado en la habilidad y situado en las antípodas del codazo o la patada artera. Viendo evolucionar por la gramilla a este muchacho, cuya ya inocultable calvicie no logra borrar su aspecto de eterno adolescente, es inevitable pensar que cada uno de sus movimientos entraña una advertencia, un llamado a recordar el objetivo esencialmente lúdico de la actividad deportiva.
Lo que el Grillito ?aunque ahora el diminutivo haya quedado algo antiguo? muestra en el campo de juego lo traslada a sus expresiones públicas, en las que llama la atención su lenguaje cuidado y culto, una modestia que no parece artificiosa y la sensación, que sabe transmitir con elocuencia, de que la profesión que ha elegido le causa un gran placer y ha sido concebida para irradiar felicidad. Le costó bastante construir su carrera; hizo goles en abundancia desde que jugaba en el colegio, pero padeció el prejuicio que algunos supuestos entendidos alientan contra los futbolistas de escasa envergadura física. Por ello fue excluido del equipo juvenil que jugó el mundial de Malasia, trago amargo que él recuerda sólo cuando la pregunta de un periodista lo obliga a ello.
Sin pasar por ninguno de los equipos ?grandes?, calladamente, el muchacho se fue al exterior y se destacó a base de una permanente efectividad goleadora; semana a semana, los programas deportivos que incluyen una relación de los goles marcados por los uruguayos en el extranjero mencionaban su nombre y mostraban imágenes de sus conquistas, culminadas siempre en una sonrisa luminosa y en una actitud circunspecta situada a mil leguas de las guarangadas exhibicionistas a las que son afectos algunos de sus colegas. Se cansó de sacudir redes en Chile, en México y en todos los equipos en los que jugó, pese a lo cual nunca fue convocado para las selecciones nacionales.
Por fin, y como justa compensación, juega hoy en el equipo del cual fue partidario desde niño, y se ha ganado en tiempo récord el corazón de la hinchada, o al menos de aquella parte de la misma que aún concibe el fútbol como un bello espectáculo, y nada más. Esta semana acaba de inscribir su nombre en la historia al ser el sexto jugador de Nacional que le convierte tres goles al rival de todas las horas: Héctor ?Manco? Castro, Atilio García (que llegó a hacer cuatro, el 8 de diciembre de 1940), Rinaldo Martino, Héctor ?Ciengramos? Rodríguez, Luis Artime y, ahora, Gustavo Biscayzacú. No cabe sino alegrarse de semejante éxito, largamente merecido, que debería ser celebrado por todos, al margen de las preferencias deportivas.
El pequeño ?forward? tricolor se asemeja, hoy más que nunca, al grillo de Pinocho: la voz de la conciencia respecto de lo que el deporte debe ser, y que tanto anormal hace ya tiempo que perdió de vista.
Lincoln Maiztegui Casas
viernes, 29 de mayo de 2009
CAMBIO DE HORARIO
PARA EL PARTIDO CON MIRAMAR ESTE SÁBADO 30 DE MAYO EN VARELA EL HORARIO PARA PRESENTARSE CON LOS NIÑOS ES 12.45, OSEA UNA HORA MÁS DE LO HABITUAL.
ARRIBA NIÑOS !!
ARRIBA NIÑOS !!
miércoles, 27 de mayo de 2009
AMISTOSO
En la tarde - noche de ayer se disputo
un amistoso contra el club potencia.
El resultado final fue de Nacional 3 - Potencia 2
Vale decir que se perdia 2 a 0 y se dio vuelta.
Muy bien chicos, FELICITACIONES !!
un amistoso contra el club potencia.
El resultado final fue de Nacional 3 - Potencia 2
Vale decir que se perdia 2 a 0 y se dio vuelta.
Muy bien chicos, FELICITACIONES !!
domingo, 24 de mayo de 2009
Todos los resultados de la 10 fecha.
Tabla de resultados extraida de A.U.F.I.
La tabla de posiciones de nuestra categoría indica que estamos primeros con 28 puntos, seguidos de danubio y wanderers con 24 puntos y luego racing con 21.
Nos quedan 6 partidos, más una fecha libre (Cerrito)
Próximo partido: Nacional - Miramar Misiones en varela.
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